viernes, 26 de junio de 2009

EL ITALIANO


Me pasó por ludópata y competitiva.


Yo iba Nº 1 en mi ranking de Geo Challenge en Facebook y el sólo hecho de ya no tener con quién competir entre los míos, me hizo mirar el ranking mundial.

Y ahí estaba él… bello, triunfador, el Rey de Geo Challenge con una diferencia de más de 80 mil puntos sobre mi record. Yo le escribí un mensaje cargado con toda la envidia de esta nueva perdedora, y le dije “¿Eres así para todo en la vida?”.

El primer día fueron 5 mensajes entre los dos, el segundo 12, el tercero 27, el cuarto 35 y así cada día nos enviamos más y más mensajes. Yo sabía todo lo que él hacía durante su día y él pasó a formar parte de cada uno de los míos.

El detalle malhadado era su esposa y su hija.

La primera, según su descripción, era trabajadora fuera de la casa y un zángano dentro de esta. No cocinaba, no ordenaba, llegaba directo a ver TV y sólo se levantaba cuando mi héroe tenía lista la cena. Obviamente ellos estaban muy mal, en la crisis final de su matrimonio. Ya no se hablaban, hacía ya dos meses que no tenían sexo y él dormía en el sofá. Cada noche, él se quedaba hasta las 3 de la mañana escribiéndome mensajes, cada vez más largos y apasionados.

Al décimo día, yo me declaré, en silencio, enamorada. A las dos semanas, él me dijo, por primera vez, Te Amo.

Al mes, los mensajes rodeaban los 70 diarios y entonces decidimos conocernos.


El plan maestro era que el romano venía por una semana para que comprobáramos si lo que sentíamos era real, si estando cara a cara seguiríamos con esta ansiedad por estar más cerca, y si era así, él se divorciaba de su esposa, yo me iba a su país (con mis zapatitos de cristal) y viviríamos nuestra historia de amor comiendo pasta, bebiendo Grappa y seríamos muy felices para siempre.

Pronto empezó a buscar departamento para irse a vivir conmigo (o solo, en el caso que lo nuestro no resultara en su viaje). Me enviaba fotos de todos los lugares que veía. Fotos desde la calle y de los interiores, me describía hacia donde daban, si recibían el sol de la mañana o de la tarde, los detalles que más le gustaba de cada uno y los que lo hacían dudar. Elegimos uno lindo. Pequeño pero impecable y muy luminoso. El hizo el contrato de arriendo y estaría a su disposición en un mes más.

Me envió también los detalles de la reserva de su vuelo y estaría llegando en dos semanas más.

Yo, por mi parte, empecé una dieta rigurosa, me hice un lindo corte de pelo y reflejos, me apliqué láser en ciertas zonas, hice dos sesiones de solarium, me cuidé la piel con guantes ásperos y productos varios, compré una alfombra de pelo de cabra, pensando en tener sexo hasta en el suelo, compré sábanas finas y un cobertor para la cama chica, adorné la terraza con grandes maceteros de flores, en fin, hice todos los arreglos que estuvieron a mi alcance para que cuando mi Príncipe llegara, se sintiera a gusto en mi hogar.

A una semana de su partida, él decide contarle todo a su señora, tanto por el cargo de conciencia, como para explicarle la razón de su viaje a una ciudad llamada Santiago en Sudamérica. La reacción de ella fue tal, que de los 159 mensajes que nos enviamos el día anterior, pasamos a 0 (cero) hasta las 20 horas del día siguiente, cuando me envía un informativo que dice haber decidido rehacer su matrimonio, porque con su esposa se aman locamente y quieren darle a su hija, una vida en rosa con sus padres bellos y felices.

Me dijo que todo lo que pasó entre nosotros fue un juego, que él nunca sintió nada por mí, que bajo ningún caso él se habría involucrado conmigo ni ahora ni en el futuro, que por favor no vuelva escribirle, que todos los contactos serán borrados y que esa carta la escribía junto a su señora, con quien ya nunca más tendría un secreto.

Ella lo llamó al orden y él volvió reptando. Dos días antes me había dicho que me amaba por enésima vez y ahora yo podía escucharlo reír.

Por primera vez sentí mi alma desentrañarse.

Primero vino la ira, después lo entendí y finalmente me di por vencida.

Igual bajé 3 kilos.

Y la casa quedó re linda.

6 comentarios:

  1. Pero Amorcito...no hay nada más exquisito que leerte, ese ingenio, esa pluma que dibuja cosas que me encantan...y sobre todo esos finales tan bien logrados...todavia me estoy riendo...("Y LA CASA QUEDO RE LINDA")...

    ResponderEliminar
  2. :)

    Gracias Wally... tú siempre me haces sonreír...
    Muchas gracias!

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué linda historia!


    ¡Suerte!

    Y qué tonto ese muchacho ;)

    ResponderEliminar
  4. Hay de todo definitivamente, lo malo es que el género no entiende, no avanza y no se desmarca, por eso estamos como estamos, los idiotas como ese desacreditan y no le dan posibilidades a los menos idiotas. Ya que decir que hay hombres inteligentes, es una utopía. Quizás es una casta perdida o una secta muy parecida a "Los Templarios"... ojalá que quede un hombre inteligente, por el bien de las mujeres.

    ResponderEliminar
  5. Querida Monica, he leido con mucho interés tus historias... veo que te han entregado sutiles o no tan sutiles acercamientos a la realidad.

    Lo digo con cariño... quienes viven de sueños, en el fondo tienen miedo a la vida, pero la vida real... aquella con imperfecciones, con tropiezos... que tiene de malo ser rechazado? eso no nos enseña a elegir mejor? ... será tan terrible tener celulitis para una mujer? ... claro que lo es, pero no para las mujeres que tienen formada su familia... ellas basan el amor en las relaciones y no en las liposucciones...
    Creo que es bueno aceptarse a uno mismo y mostrarse tal como somos, no importa si es por internet, o en una fiesta o donde sea... para no tropezar y encontrarse con la "CASA LINDA", pero vacia, es mejor mostrarse a la primera, tal como uno es... y tambien aceptar imperfecciones, para conocer gente que nos acepte y nos quiera... tal como somos...
    Sinceramente,
    Orlando

    ResponderEliminar
  6. Sólo quien sueña puede ser desencantado, sólo quien se ilusiona puedr ser desilusionado. No creo en el amor idealizado de pareja, sólo creo en la verdadera amistad entre hombre y mujer.

    ResponderEliminar